Con la asociación Les Rois du Monde y la donación de millones de Wards por parte de nuestros usuarios, participamos en la renovación de una escuela, la construcción de un pozo y la distribución de miles de comidas en Nigeria.
En 2019, cuando lanzamos WeWard, inmediatamente quisimos dar una dimensión benéfica a la app, permitiendo a los usuarios convertir sus Wards en microdonaciones a organizaciones benéficas reconocidas.
Así que claro, no es un regalo que cambie el mundo. Pero cuando todos lo hacen, podemos soñar con alcanzar las estrellas. Y eso es lo que hacemos.
Les Rois du Monde es una de las primeras asociaciones con las que empezamos a trabajar en 2019. Con su fundadora, Stéphanie Robert, las donaciones de WeWard han permitido, en particular, financiar regalos de Navidad para niños hospitalizados y material educativo para romper su aislamiento.
A principios de 2022, Stéphanie se puso en contacto con nosotros con un nuevo proyecto: participar en la renovación de una escuela en Nigeria que había quedado insalubre debido a los saqueos del grupo armado Boko Haram. El reto de reunir varios millones de Wards en la aplicación comenzó entonces unas semanas después...
La generosidad de los usuarios de WeWard fue muy importante y la suma se recaudó rápidamente. A finales de junio, nuestro director general, Yves, se desplazó a Nigeria para inaugurar la escuela, un pozo y participar en la distribución de miles de cestas de comida también cofinanciadas.
La renovación de la escuela permitió que más de 800 niños volvieran a las aulas. Simbólicamente, llevaron a varios de ellos al edificio de la escuela en medio de una euforia generalizada: fue increíble. El acceso a la educación sigue siendo un privilegio en Nigeria, y los niños lo dejaron claro.
Las donaciones también permitieron financiar varios pozos, entre ellos uno patrocinado por WeWard. El acceso al agua en esta región de Nigeria es muy difícil, y a menudo hay que recorrer varios kilómetros para llegar a las escasas fuentes potables. Estos pozos, que extraen agua de acuíferos profundos, permiten ahora a los habitantes de varios pueblos mejorar considerablemente sus condiciones de vida. Un recuerdo que nunca se podrá olvidar es la alegría que se extendía entre los niños que venían a jugar a regarse cuando se abría el grifo.
Por último, Yves participó en un reparto de comidas en un campo de refugiados de la región. La angustia de los habitantes era evidente y todos tenían dificultades para contener su emoción.
Así que, por supuesto, sería abrir las puertas decir que cuando volvemos a Francia, ya no vemos las cosas como antes. Pero así es, y más que nunca, WeWard seguirá invirtiendo en reunir a millones de pequeños colibríes que, juntos, ¡podrán alcanzar las estrellas!